domingo, octubre 30, 2005
La leyenda de Don Juan del Caño
Cuenta mi abuela una historia, aprendida por transmisión oral de mi tatarabuela, que en la ciudad de Jaén existía una casa en una plaza cercana a la Merced, entrando por la calle Obispo González desde la Plaza de Santa María. Sobre ella se decía que hubo una vez una pareja de hortelanos recién casados que, ante la escasez de vivienda, se les había entregado dicha casa. La mujer la adecentó como pudo a fin de que pudiesen habitarla.
Un invierno, mientras el marido se hallaba trabajando en la huerta, la mujer se encontraba sentada en el patio. De repente, escuchó un ruido procedente de la fuente, lo que le infundió temor. Era algo así como un enano o duende el que tan pronto había aparecido como había vuelto a desaparecer. Instantes después, resurgió con una especie de ataúd que, por sus dimensiones, parecía corresponder a un infante o individuo menor de edad. El “personaje” se aproximó a la llorosa y asustada mujer, dirigiéndose a ella con las siguientes palabras:
- Tú, que tanto la has llorao, aquí te dejo al amortajao.
Una vez pronunciadas estas palabras, depositó la caja a los pies de la mujer y desapareció. Por su parte, ésta no se atrevía a moverse ni a abrir el féretro, hasta que su cónyuge regresó al hogar y se encontró con la escena.
Al preguntarle qué le ocurría, la esposa le refirió lo sucedido, y entonces el marido le replicó:
- Bueno, vamos a verlo por si acaso hay que darle sepultura.
Entonces, procedieron a la apertura de la caja, resultando que no contenía cuerpo humano alguno, sino que ésta se hallaba repleta de monedas de oro.
En Arbuniel (Jaén), en el verano de 2003
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6 comentarios:
Cierta y triste es la pérdida de la cultura oral en nuestra sociedad. Las prisas y la presencia de un televisor en la única estancia donde se comparte con la unidad familiar al completo los ratos libres y las horas de las comidas, momentos en los que todos están presentes y tienen tiempo disponible pero éste se desvía "peligrosamente" a la visión del programa de turno, nos ha transformado en seres perversamente conformistas, egoístas y programados para dejarnos llevar por el movimiento Caca-Cola o de turno. No pensamos, luego no existimos, y no hablamos, al menos no con nuestro mayores, padres y abuelos, los más importantes y cercanos transmisores de experiencia, valores e historia, familiar, personal y social. Por suerte, es verdad, ellos, en especial nuestros abuelos, que por haber vivido otra época mejor, en cuanto a diálogo y convivencia se refiere, tienen mucho que contar. Muy bonita la historia de Don Juan el Caño y mis felicitaciones por el blog. Para enciclopedia viva tú, que no dejas de sorprenderme. Boicot a la tele y a su hipnotizante-idiotizante luz!!
Gracias a ti por tu amable contestación.
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