Hace cinco años y medio cogí hice las maletas para empezar la carrera de Historia fuera de mi tierra, en Granada. Esta experiencia, junto con la vida en el Colegio Mayor, me sirvió para crecer y, aunque pueda parecer contradictorio, apreciar más a Jaén, desde la distancia.
El caso es que desde hace bastante tiempo he encaminado mis proyectos de futuro hacia la docencia y la investigación en la Universidad. Soy consciente de las dificultades de esa salida profesional, pero me gusta por varias razones. He estado meditando sobre lo que le pediría a una universidad como centro de trabajo y sería lo siguiente:
1. Que los alumnos/as tuvieran motivación y vocación, en la medida de lo posible.
2. Que ofreciera medios para desempeñar esa doble responsabilidad (docencia e investigación).
3. Que no fuera reducto de "camarillas" o, en su defecto, evitar que las enemistades y rivalidades impidieran la proyección y despegue del departamento o facultad en cuestión.
4. Que sus profesores fueran receptivos, plantearan iniciativas e informasen a sus alumnos a la hora de organizar eventos culturales.
5. Que existiera una cierta rotación con otras universidades, de forma que pasaran continuamente profesores visitantes por sus aulas.
6. Que fomentara la inquietud por saber, el pensamiento crítico, el diálogo y la tolerancia. O, por lo menos, que transmitiese algo a los alumnos/as por medio del debate y la discusión.
miércoles, febrero 20, 2008
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