lunes, noviembre 29, 2004

A mis veinte años

Ayer, un servidor cumplía ya veinte años de vida, desde que en una fría tarde de finales de noviembre viniera al mundo tras unas complicadas maniobras al volante por parte del que sería su progenitor a fin de llevar al hospital a su mujer, mi madre.
Simplemente, me pongo a pensar y rememoro con nostalgia todo el tiempo que ha pasado desde que tengo pleno uso de razón y me doy cuenta que ha llovido un poco desde entonces, pero que todavía me queda mucho camino por madurar, por adquirir experiencia de la vida, tanto para lo bueno como para lo malo. Y por un lado, deseo con impaciencia que éstas tengan lugar, pero también la incertidumbre de un futuro inmediato me asusta. Entre antes de ayer y ayer tuve tiempo de pensar en estos términos, y esta mañana, cuando subía al Colegio Mayor Loyola desde el callejón de Lebrija, me di cuenta, o por lo menos lo puse en relación, que la misma cuesta del callejón representa en cierto modo mi vida, con sus tramos y recodos, con el esfuerzo de superación personal que supone ir pasando por las diferentes etapas hasta culminar en llano y alcanzar la verja de la entrada al Mayor. Cada recodo, en suma, simboliza una parte de mi maduración hacia la vida adulta, con sus dificultades, sus responsabilidades, pero también con su experiencia, su capacidad crítica (espero), su perspectiva diferente de la vida, etc. Porque todavía me queda sacar fuerzas de la flaqueza y proseguir con mi ascenso, pese a que tenga resbalones y caiga, dado que no he hecho sino empezar a asomarme al mundo que me rodea.
Me gustaría incluir una cita que encontré en un libro de segunda mano de historia económica de España. Estaba anotada en un papel, y como me gustó, no me resisto a incluirla en estas líneas, aunque la ponga en su catalán original, con su correspondiente traducción, corregida merced al ´"asesoramiento filológico" de mi amigo Luis Rovirosa:

"ESFORÇA´T EN EL TEU QUEFER,
COM SI DE CADA DETALL QUE PENSIS,
DE CADA PARAULA QUE DIGUIS,
DE CADA PEÇA QUE POSIS,
DE CADA COP DE MARTELL QUE DONIS,
DEPENGUÉ LA SALVACIÓ DE LA HUMANITAT.
PERQUÈ HO DEPÉN, CREU-HO"

("Esfuérzate en tu quehacer, como si de cada detalle que pienses, de cada palabra que digas, de cada pieza que pongas, de cada golpe de martillo que des, dependiera la salvación de la Humanidad. Porque depende de ello, créelo").

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